En un equipo tan irregular y en un club tan frágil es difícil hacer pronósticos, pero victorias como las de ayer son las que dan sentido y destino
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Osasuna empezó incomodando al Barça con una presión muy alta, sin ser capaz de ligar ningún ataque coherente pero ahogando a los de Xavi, que parecieron algo desconcertados ante la insistencia local. Frenkie De Jong tuvo que pedir calma a sus compañeros, nerviosos con el balón, sobre todo Marcos Alonso. Busquets perdió un balón que se convirtió en el primer regalo para los locales, que muy amablemente decidieron devolverlo. Pero a la salida del córner resultante, Busquets insistió en su generosidad, hizo un segundo regalo, y esta vez Osasuna, García mediante, decidió aprovecharlo. Que Laporta se haya librado del primero y más atroz de los hermanos Dalton no significa que pueda relajarse en el despacho de los dos que le quedan: y actuaciones como las de Sergio, con dos consecutivos y clamorosos errores, tendrían que hacerle ver que se ha quedado sin margen para alargar el drama.
Pero por si al presidente le faltaban argumentos, Busquets hizo un tercer regalo en el Sadar, que Chimy Ávila tampoco consideró educado transformar. El jugador preferido de Xavi, y que va a ser titular en cada uno de los partidos de la España de Luis Enrique, dio anoche uno de los más completos festivales de la embarrada que se le recuerdan como jugador del Barça.
De entre todos los equipos menores, menguados e imanes a los que el Barça se ha enfrentado en la Liga, Osasuna dio la imagen de ser el más entero. Imperfecto delante pero sólido detrás, defendía con solvencia su ventaja, aunque poco a poco el Barcelona se iba acomodando en el juego, relajando sus nervios y dando la sensación de que se aproximaba al empate. Pero, y dicho sea sin ánimo de despreciar el esfuerzo local, lo que más llamaba la atención es lo poco que hace falta para poner en aprietos a uno de los equipos de Europa que más ha invertido en fichajes.
A la media hora, Lewandowski vio la segunda amarilla, merecida , y dejó a su equipo con diez. Se quejó el polaco y puedo concederle que no fue a hacer daño, pero el hecho es que arrolló claramente a David García. De tan amarilla que era, la tarjeta pudo ser directamente roja. Error infantil, lamentable, del delantero, y con graves consecuencias para sus compañeros. La mejoría culé quedó desdibujada, a Gil Manzano el partido se le fue un poco de las manos, Alba vio la amarilla por una fea entrada y poco a poco el fútbol dejó de ser importante, la bronca subió de tono, y al Barça parecía pesarle la ensoñación de poder irse a Qatar con el liderato. Como siempre, o como casi siempre, lo que producía en ataque -que fue poco, sobre todo tras la expulsión- se encargaba de fallarlo Ferran Torres, otro gran preferido de Xavi y titular indiscutible en la Selección.
En los últimos minutos de la primera parte el Barça se agarró al partido. Con más voluntad que destreza, pero con una tenacidad digna de ser consignada. Camino del vestuario, Piqué fue a protestar como un jubilado lo que hace mucho tiempo que no ha defendido como jugador. Gil Manzano acabó por expulsarle.
Pedri empató recién iniciada la segunda mitad y Osasuna dio un pasito adelante para ganar el partido. Osasuna no tenía prisa y el Barça no perdía la esperanza. Osasuna especulaba con el empate y el Barça no renunciaba a la victoria. Ninguno de los dos equipos parecía tener prisa. Chimy Ávila casi marca de un centro chut envenenado, pero Ter Stegen estuvo muy atento. Xavi retardada los cambios. En el 73, Gavi entró por Christensen. Raphinha y Ansu entraron a los pocos minutos por Dembélé y Ferran. Dejando a un lado el error de Lewandowski y los 20 primeros minutos, el Barça no sólo no hizo un mal partido sino que mostró un sentido del honor que hacía tiempo que no le veíamos. Raphinha marcó de cabeza el segundo y la victoria fue valiosa, meritoria y merecida.
En un equipo tan irregular y en un club tan frágil es difícil hacer pronósticos, pero victorias como las de ayer son las que dan sentido y destino
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